Laboratorio: De re-educar, de contactos y Pink Floyd! (II)

Un problema que trae mal a más de uno son los contactos,  tanto porque el perro haga saltos ornamentales sin tocar la zona, o porque se frena antes de llegar a la misma (cuando no, además pega el salto!).  Tratando de buscar alguna alternativa de solución a las faltas en las bajadas, basados en las conclusiones que enunciamos AQUI, decidimos probar a trabajar el contacto a escasa distancia de una pared (al principio, la suficiente para que el perro haga un 2on2off aceptable y salir, o sea una distancia menor al largo del perro).  No pretendíamos ingenuamente con esto, que la pared le enseñara al perro a no saltar (aunque no saltaba), más bien buscábamos que al evitar la respuesta mal aprendida (salto en largo en toda la bajada), el perro se viera forzado a evaluar nuevamente lo que le estábamos pidiendo que comprenda, y lo hiciera correctamente (no le quedaba otra!) utilizando targets, clicker, voces de confirmación o motivadores varios, para reforzar la conducta válida y aceptable, y como verán no se descartaba el conocimiento que el perro tenía del obstáculo (es decir no empezábamos con la tabla en el piso, etc.), sino que se hacía uso del mismo, pero con la variante que imponía la restricción de la pared, y que obligaba al perro a re-pensar el final del obstáculo. 

Significa que trabajar con los contactos contra una pared, soluciona de suyo el complicado problema de no tocar la bajada? OBVIO QUE NO! parecen ser bastantes los factores concurrentes que llevan al problema, como para que una pared los resuelva todos.  En esta oportunidad vamos a señalar al menos tres consideraciones importantes (aunque hay varias más).

En primer lugar, remarcamos que “la pared” es, si se quiere algo icónico, del concepto subyacente, que es activar las capacidades cognitivas del perro ante la novedad del contexto y la imposibilidad de realizar lo mal aprendido, esto es lo realmente importante, no buscamos una barrera física que fuerce un comportamiento (como se hacía hace años con los aros en la bajada) buscamos aprovechar la variante que impone para que la disposición del perro sea de volver a aprender.  Según el problema (no es lo mismo un perro que se frena en la bajada que uno que hace aladeltismo sobre ella), el método de entreno y/o la creatividad del guía, otras opciones puedan manejarse.  Hay que tener en cuenta, la complejidad que aportan los procesos internos de cada perro, los de su guía, la combinación de ambos y como si eso fuera poco, los “extras” que suma el día de la competencia, por lo cual no hay recetas, pero quizá se puedan identificar nociones generales que cada uno pueda adaptar (y mejorar).  El cambio temporal de guía puede ser otro ejemplo que introduce la suficiente novedad (aunque no es una opción que me agrade), como para que el perro active con más fuerza sus mecanismos de comprensión (eso seguro, que más de uno lo habrá comprobado,  es un cambio que hace que el perro trabaje distinto, al menos por un tiempo, sino se sabe aprovechar la ventaja inicial).

En segundo lugar, cualquiera sea la situación novedosa que se presenta al perro, parece recomendable ser muy precisos con la cantidad de repeticiones en el nuevo contexto, ya que excederse en ellas, mecaniza la acción y perdemos la ventaja inicial, e impedimos el proceso de generalización a otros escenarios al embotar al perro, o sea el perro pronto pasaría a realizar correctamente el elemento, solo si tiene una pared delante.  Conviene más bien, introducir leves variaciones (sin excederse) entre grupos de repeticiones, a fin de mantener en guardia la capacidad de aprendizaje de nuestro perro, por ejemplo ir alejando el contacto de la pared, agregando elementos, etc.

Tercero y último, la pared (o lo que resulte apropiado según el problema a resolver) no deja de ser más que un mecanismo para re-entrenar al perro, pero el guía… qué???  Es necesario trabajar también sobre él? Como re-educarlo? En que momento hacerlo, para maximizar su influencia benéfica en el accionar del perro?  Es curioso, pero cuando se toca el tema contactos, son recurrentes distintas opciones para trabajar con el perro (que los motivadores, que el clicker, que la gestión de stress, etc.), pero poco se habla del guía, lo cual si se lo piensa bien, suena ilógico dar por sentado que no hay que revisar su trabajo, cuando fue él quien enseñó al perro… Pero bueno, ese es oooootro tema y más extenso que el de re-entrenar al perro.

Si se preguntan que resultados nos dio la pared, en primer lugar, como en cualquier ensayo de laboratorio, cometimos algunos errores, pero también vimos algunas mejoras, fundamentalmente en la práctica, el perro afianzó el concepto de 2on2off (que no lo tenía nada claro) sin el inconveniente del frenado (lo cual es muy común desarrollar cuando se logra que el perro deje de saltar), y además en el proceso detectamos la necesidad imperiosa de trabajar con el guía (no lo descubrimos a tiempo, eso seguramente restó eficacia, pero lo descubrimos!).  En fin, como dijimos al principio, es solo un trabajo de “laboratorio”, del cual compartimos una parte, por si a alguno le sirve y puede enriquecerlo.

Y si se leyeron los dos post, solo para saber que tiene que ver Pink Floyd con el agility, les digo que probablemente nada! Pero de tanto hablar de “la pared” y encima relacionado a la enseñanza (aunque sea de perros J) me dieron ganas de escuchar “The wall”. Viciosos por el agility y todo, aun nos queda lugar para otros intereses, así que a los que les gusta el “rock filosófico”, acá les dejo una de sus mejores obras. (aunque si me lo pienso mejor, alguno de sus conceptos son sutilezas muy aplicables también al agility)

"En conjunto solo eres, otro ladrillo en el muro"