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jueves, 10 de febrero de 2011

Self-coaching: Objetivos bien formados



Supongamos los siguientes ejemplos de objetivos:

-         quiero tener un manejo como el de Lisa Frick (faaaaa! No querés nada vo’! :):))
-         quiero pasar de grado
-         quiero que el perro no me tire vallas

Cómo sabemos si las anteriores metas están bien formadas? Para esto el coaching viene en nuestra ayuda, según esta disciplina, aplicable a la consecución de cualquier logro que persigamos (agility incluido), nuestro objetivo:

¡  Debe ser “propio”: es fundamental que la meta se corresponda exactamente con nuestros sentimientos y deseos más profundos, en lugar de responder a las expectativas de los otros (compañeros de equipo, familiares, pareja, etc.).  Por ejemplo, si solo quiero divertirme haciendo agility con mi perro mascota, porque tengo que tener un border collie para pelear un ranking?
¡  Alcanzable: para que podamos trabajar con convicción, sin duda se requiere tener la seguridad que lo que buscamos, lo podemos conseguir, de nada vale decir “quiero ganar un mundial” cuando de 10 pistas nos descalificamos en 8 y en las otras 2 hacemos faltas! Es importante ir definiendo objetivos-escalones, con los cuales ganemos en confianza, e ir sumando complejidad, a medida que vamos logrando metas más pequeñas.  Otro objetivo bastante típico es plantearse la meta de “parecerse a…” (además que no es precisa) podría estar fuera de nuestras posibilidades, o acaso sabemos cuantas horas entrena esa persona? si solo se dedica al agility? Las cualidades de la dupla? Que preparación tienen para la disciplina, y aunque supiéramos, tenemos las mismas posibilidades de prepararnos? y se podría seguir en un largo “etc” de preguntas.
¡  Debe estar formulado en positivo: Si decimos “quiero que el perro no tire vallas” estaríamos sin querer concentrándonos en el derribo de vallas, es como si te dicen “no pienses en el mono rosa trepando la palmera”… a que viste un mono rosa… a que sí?
¡  Debe estar formulado en presente: Por ejemplo “le enseñaré nuevos trucos a mi perro…” implica que puede que hoy, mañana o el año que viene le enseñe los nuevos trucos, es incorrecto, definitivamente no motoriza a la acción. 
¡  Debe ser fechable: es decir, hay que especificar, cuando lo alcanzaremos, a fin de no dilatar, la puesta en marcha del plan de acción para conseguirlo. 
¡  Debe ser autónomo: es decir que no puede depender de otra persona o del azar.
¡  Debe ser medible, específico y concreto: definir una meta en términos de “quiero mejorar el manejo” carece de precisiones, más exacto sería “quiero hacer giros ciegos” o “desarrollar la independencia de mi perro en…” etc.
¡  Debe ser ecológico: esto es, no entrar en conflicto con otras áreas de nuestra vida que son importantes.  Por ejemplo: si nos proponemos aumentar las horas de práctica a costa de desatender a nuestra familia o trabajo, o descuidar el bienestar de nuestros perros, esto creará un conflicto interno que no dará lugar a conseguir nuestra meta.
¡  Debe tener una finalidad: y esta debe ser lo suficientemente motivadora, para que llame a la acción


Además objetivos mal definidos, aun en el caso que se concreten, tienen algunos contras importantes. Un ejemplo muy claro son algunas duplas de primer grado, cuyo objetivo casi excluyente es “pasar a segundo” (sobre todo luego de una cierta cantidad de carreras),  el cual estaría bien, pero dependiendo de la evolución de la dupla, para que sea “alcanzable”. Por ejemplo, si el perro tiene un problema de tirar vallas y el guía se enfoca en pasar de grado, más allá que trabaje para controlar el estrés o mejorar la mecánica del salto de su perro, o incluso su manejo, cualquier valla derribada en competencia, es desmotivante, dado que su meta, tal como está formulada, no se consigue, y puede que incluso no le permita apreciar la necesidad de ajustes, o peor aún, los avances sustanciales devenidos de su trabajo, lo que lo estimularía a continuar.  Sin duda en algún momento, pasará de grado, pero si hubiera mantenido la motivación, no lo podría haber conseguido antes? Además si el foco se fija en mejorar los saltos, se está más pendiente de todo lo relativo a ese trabajo, ya sean avances o ajustes, porque así funciona la mente (sino se dispersan las energías, entre lo urgente -pasar de grado- y lo importante -resolver el problema del salto). 

Como se puede ver, la definición de un objetivo (en cualquier orden de la vida), no es algo que uno hace cual deseo de fin de año mientras tocan las campanadas, el mismo, sin duda, requiere de reflexión, definición, revisión y re-definición en un proceso iterativo y flexible, que nos ponga de cara a nuestros verdaderos deseos, y nos asegure el éxito… o más exactamente, lo que sea que consideremos como ÉXITO en nuestra vida y el agility!

martes, 8 de febrero de 2011

Self-coaching: Objetivos

“No hay viento favorable para el que no sabe adónde va”

Cualquier acción consciente, hasta la más simple e inmediata (leer, por ejemplo), va precedida por la intención de llevarla a cabo, con esta en mente, se disponen los recursos necesarios para realizarla, y cuanto más compleja sea la tarea por delante, tanto más importante saber EXACTAMENTE QUE QUEREMOS LOGRAR para hacerla efectiva.

Si se consultara a los corredores “Tenés un objetivo en el agility?”, sin duda, la mayoría respondería afirmativamente, sorprendidos no por la pregunta en sí, sino por la obviedad de la respuesta: “Por supuesto que tengo un objetivo!” dirían (otra cosa sería saber cuanto tiempo destinaron a definirlo, si fue la inspiración de un minuto o el pensamiento dedicado de varias horas).  Todos en mayor o menor grado, sabemos que el hecho de definir objetivos, ayuda a ponernos en marcha.

Si en cambio, la pregunta fuera “Tenés el objetivo correcto?”,  la réplica perdería unanimidad, y a más de uno lo dejaría pensando.

Probablemente, en la actualidad, decir que hay que tener objetivos, constituye una verdad de Perogrullo (para el agility y cualquier ámbito de la vida). Pero es igualmente obvio que la concreción de una meta, depende fundamentalmente de su correcta definición?  Y ya que lo mencionamos, qué es una “correcta definición”?

Básicamente, no alcanza con saber adonde vamos, sino que hay que estar seguros que vamos al lugar correcto. Con un objetivo bien formulado, las prácticas y competencias, no transcurren sin que nos demos cuenta hasta finalizar el ranking, no son parte de la rutina "a ver que onda", para conocer que tan lejos llegamos, por el contrario, percibimos cada una como la oportunidad de acortar la distancia con aquello que queremos alcanzar, ¡y hacemos todo para que así sea! Asumimos los errores como algo valioso, que nos aporta nueva información para ajustar lo que sea necesario, porque los entendemos y juzgamos, no por lo que pasa en el presente, sino por lo que queremos ocurra en el futuro, nuestra meta.

En el próximo post, compartiremos unas sencillas reglas a tener en cuenta para formular nuestros objetivos correctamente, no sea que estemos haciendo como RINO...

RINO GOALS