sábado, 28 de mayo de 2011

Laboratorio: De re-educar, de contactos y Pink Floyd! (I)



Es por todos conocido en el ambiente, que re-educar una conducta, es mucho más dificultoso que la enseñanza de la misma (desde cero).  Y tanto más lo es, por cuanto no abunda el material para hacer frente a alguno de estos problemas, lo cual no es de extrañar, dado el metódico cuidado con que se prepara un perro para la disciplina. 

Ahora bien, más allá de nuestras intenciones de emular a los grandes del agility, si así y todo, las cosas no salen según lo planeado, obviamente, no queda otra que re-entrenar.  Como nos vimos en esta dificultad (y con lo más fatídico del mundo como son las bajadas de un contacto), después del lógico proceso que tienen estas situaciones, léase: desesperación, disquisiciones filosóficas del tipo “wtf! porque no toca este perro de m…??!!”, más desesperación, practicar solo el obstáculo problema, practicar todo menos el obstáculo problema, etc, empezamos una suerte de “laboratorio” tratando de explorar algunas alternativas que presumíamos potencialmente eficaces.

El primer punto que nos surgió, definió en buena parte el curso de acción, ES RE-EDUCAR EMPEZAR DE CERO?  Entendemos que no, ya que frente a determinados estímulos, el perro tiene una respuesta aprendida, que puede ser total o parcialmente equivocada y que es precisamente la que se pretende variar.  Por ejemplo, el perro sincronizó su movimiento al de su guía (comportamiento que al igual que la pereza, es la madre de todos los vicios!… y negativas y faltas podríamos agregar J), es decir que si el guía avanza (estímulo), el perro lo sigue (respuesta), y si el guía se detiene, el perro hace lo propio, cuando sabemos que determinados tramos de una pista exigen precisamente lo contrario…(igual se sabe hoy que el perro es capaz de procesos más complejos que los de estímulo-respuesta determinística, pero sirve el ejemplo para ilustrar de manera simple)

Entonces repitiendo los pasos iniciales de la enseñanza, por más gradual que se haga, si el perro ya tiene el comportamiento final aprendido, es poco probable que podamos cambiar algo, más aún, qué nos asegura que no estamos repitiendo alguna acción errónea que haya inducido al comportamiento inadecuado de nuestro perro, fijándolo aun más??? (de hecho hay una alta probabilidad que el guía deba ser incluido en cualquier programa de re-entreno de conductas, modificando las suyas propias)

Tras advertir todo lo anterior, concluimos que si hay que volver a enseñar algo, hay que plantear alguna forma lo suficientemente disruptiva o novedosa, como para forzar nuevamente las capacidades cognitivas del perro, sin que sea necesario descartar por completo todo lo aprendido, sino aprovecharlo incluso hasta donde se pueda (una muestra más que no se empieza desde cero).

Así las cosas, nos propusimos aplicar esto para intentar corregir bajadas de contactos (en el próximo post contamos cómo) pensando que para situaciones de re-entreno parece muy apropiada la frase “es imposible hacer siempre las mismas cosas y esperar resultados distintos”.

(continuará...)

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